Cuando las sábanas se abren como un mar de suavidad, y las curvas de los cuerpos se convierten en los versos de un poema carnal
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La tela se desliza sobre su cálida piel, revelando el resplandor de una carne ofrecida a la ternura. Cada movimiento dibuja una línea invisible, cada respiración se convierte en música. Las sábanas recogen la calidez, la fragancia, las huellas de sus momentos compartidos. Las manos recorren los contornos, descubren los secretos de las curvas y los labios vienen a celebrarlas como gusanos susurrados al oído. En esta danza lenta y luminosa, el amor se escribe con la carne como poesía eterna.